"Descifrando Mi Escuela"
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viernes, 21 de septiembre de 2012

GERENCIA EN CRISIS

No es extraño que en estos tiempos donde reinan los antivalores, proponerse metas es difícil para un gerente, pues hay muchos factores que influyen en el desempeño de un líder. Uno de los problemas más comunes son los antivalores, este mal que esta enquistado en la sociedad socaba las bases de un buen ciudadano. La falta de conciencia es la puerta de entrada del los antivalores, pues no somos conscientes de lo que sucede y tomamos con tranquilidad las irregularidades que deben ser intolerables. Así como nuestro cuerpo es un conjunto y que si una parte falla, genera el malestar general y en consecuencia debemos asistir al medico, así debe ser el gerente cuando alguna falla se siente en su conjunto, es decir su grupo o rebaño. El gerente debe ser el medico entonces para dar la medicina correcta. No obstante, ¿cómo lograr curar a un paciente testarudo que no es consciente de su enfermedad? Este es el dilema que afronta la gerencia en momentos actuales, querer dar remedio a quien es feliz con su desdicha. 
Conducir no es mandar y mandar no es conducir, un líder conduce a su gente, los convence de las necesidades, con amabilidad y dignidad se dirige a su rebaño para hacerle vislumbrar en el horizonte el objetivo que se debe alcanzar, necesita plantear las ideas claras, que todos por igual la entiendan y sientan que no es la meta del líder sino la meta de todos. Sin embargo es de saber que lograr esto es difícil si los antivalores están presentes. 
En el rebaño encontrarás distintas personalidades, distintas aspiraciones así como también los promotores de antivalores, estos últimos son fácil de reconocer cuando dan opiniones diversas y éstas cambian según su conveniencia, esto nos muestra que dicho promotor de antivalores carece de principios y ética, es importante saber que quien carezca de estas dos bases fundamentales del verdadero ciudadano esta destinado a descalabrar la armonía en el ambiente laboral. En mi humilde opinión, es imposible complacer a todos, no se puede estar bien con Dios y con el diablo, quien este en esta situación complaciente no es más que un avaricioso y ambicioso. La moral y los principios del hombre lo llevan tarde o temprano a tomar partido y esto es lo que lo convierte en luchador, en un ser consciente de lo que se debe y no se debe hacer. En la gerencia se debe tener los ojos y los oídos muy atentos para ver y oír las necesidades del rebaño, de su gente pero sobretodo si hay malestar, descontento. Es preciso saber que del malestar de los pueblos surgen las revoluciones, un ejemplo de ello tenemos en aquella histórica revolución francesa. El gerente debe brindar armonía, crear un ambiente de justicia e igualdad, estas últimas como reglas inquebrantables para el éxito de su gestión.