"Descifrando Mi Escuela"
Bienvenidos, comenten, participen para mejorar el blog

domingo, 8 de enero de 2012

La Guerra Federal y Ezequiel Zamora

Las características de la economía y la sociedad venezolana como país semicolonial, el desfase de la base económica y la estructura social con la estructura política jurídica, la crisis cíclica de sobre producción del sistema capitalista mundial y de la crisis monetaria en los Estados Unidos de Norteamérica (1857-1858); con sus repercusiones sobre el mercado único capitalista mundial al cual envía Venezuela sus productos de exportación y del cual depende para la generación de divisas, a través de la actividad aduanera que regula el comercio exterior, entre otros aspectos; influyen para que durante la segunda mitad del siglo XIX, a poco más de 40 años de sellada la independencia en Carabobo, se produzca un nuevo período de guerra de cinco años 1859-1863; “el motivo será esta vez, aparentemente, la invocación de los principios federalistas en contraposición del centralismo como forma de gobierno”. La insurrección se extendió rápidamente bajo la consigna de la Federación, para la masa insurgente el lema político tuvo naturalmente un contenido mucho más amplio que la simple autonomía provincial. En él sintetizaba sus anhelos económicos de justicia distributiva, de modificación de las relaciones de producción y distribución de la riqueza social. La teoría democrática se convirtió para la plebe inculta, todavía analfabeta, en un espejismo donde veía realizada la igualdad de las clases sociales. La Federación significaba, para el pueblo, sus más caras reivindicaciones, al luchar por el triunfo se esforzaban en hacer realidad esas reivindicaciones y conquistas. La patria y la libertad que nunca habían tenido. Hubo ciertamente grandes diferencias entre el querer de los dirigentes y el de la masa revolucionaria. Algunos pensaron que Federación era la panacea de todos los males de la nación, otros consideraban que lo esencial era capturar el poder político y en nombre de la Federación hacer de las provincias "feudos" dentro de los cuales impusieran su voluntad Omnímodamente. El Federalismo iba a servir de justificación al caciquismo, al caudillismo regional que era favorecido por la economía y el estado material del país. La Federación no fue un movimiento coherente, entre sus directores había confusión y para el pueblo tenía un significado mucho más revolucionario que la simple autonomía regional. Para el pueblo bajo, Federación era algo más sustancial: libertad, democracia, independencia económica, ansia de tierra, etc. Este sentido democrático, popular y revolucionario de la Federación se evidenció en una multitud de acciones: ocupación de haciendas y hatos, sublevaciones de antiguos esclavos etc. Los Jefes estuvieron muy por debajo del movimiento. El de más acusada personalidad fue Ezequiel Zamora, desaparecido antes del triunfo, también fue el más cercano al pueblo. Gran organizador y militar forjó un ejército y condujo la Federación de triunfo en triunfo. Ezequiel Zamora nació en Cúa en 1817. De él dice Gil Fortoul que «tuvo todas las cualidades buenas o malas del héroe popular: bravura, fanatismo partidario, constancia indomable, odio sincero o, como él mismo decía, horror a la oligarquía». Perteneció a un grupo socio-étnico conocido con el nombre de «blancos de orilla». En Caracas continúa la escuela primaria al estilo de Lancaster y completa su formación como autodidacta. Zamora se radica en la población aragüeña de Villa de Cura donde establece una tienda de víveres; allí desarrolla un prestigio de comerciante probo y respetuoso. Para el momento en que aún no ha pisado los 30 años, su relación con los comerciantes y el pueblo le permiten palpar el descontento social provocado por la crisis económica que ocasionó la guerra de la independencia y ante las propuestas del abanderado del liberalismo Antonio Leocadio Guzmán, se une a él, convirtiéndose en el Jefe regional de los Liberales. De todas las guerras civiles que sufrió Venezuela en el siglo pasado, la más cruel y encarnizada fue la Guerra Federal, Guerra Social o Guerra Larga. Fue un conflicto armado que estalló como culminación de la lucha política que sostenían liberales y conservadores desde 1840. El primer estallido de este conflicto se produjo en 1846 cuando el Gobierno Conservador, ante el peligro de perder las elecciones de aquel año, desató una feroz represión contra los Liberales, encarcelando a muchos de sus dirigentes, entre ellos al fundador, y líder del Liberalismo. A causa de aquella política agresiva del gobierno se produjeron numerosos alzamientos, entre ellos los de Francisco Rangel y Ezequiel Zamora; el 7 de septiembre de 1846, el “General del Pueblo Soberano” se levantó en armas en la localidad de Guambra; con las consignas "tierra y hombres libres", "respeto al campesino", "desaparición de los godos", pero fueron dominados por el gobierno. Rangel murió y Zamora, hecho prisionero, fue sentenciado a muerte. La sentencia no se cumplió, porque al igual que a Antonio Leocadio Guzmán, el Presidente José Tadeo Monagas le conmutó la pena por el destierro. Fue precisamente en estos meses de finales de 1846, cuando se produjo el cambio de orientación del gobierno de Monagas, quien rompió con los conservadores y se alió con los liberales, partido de oposición al gobierno conservador. Gracias al apoyo liberal y mediante la adopción de ciertas medidas importantes como la derogación de la Ley del 10 de Abril sobre Libertad y Seguridad de los Contratos, la Abolición de la Esclavitud, etc. Monagas se mantuvo en el poder hasta marzo de 1858, cuando el golpe militar dirigido por Julián Castro lo derrocó del poder. Las masas liberales comenzaron de nuevo a alzarse, como en 1846. En todo el país se formaron guerrillas hasta constituir un movimiento general de lucha armada que tomó en sus manos la bandera de la Federación y agitó las consignas proclamadas por el partido liberal: "Elección popular. Principio Alternativo. Horror a la oligarquía". En la cuarta década del Siglo XIX había en el país 9.125 plantaciones en situación de cultivo y 30.565 hatos valorados en 90.087.818 pesos; la mano de obra utilizada en estas dos formas de actividad económica ascendía a 215.124 personas, de las cuales, 179.165 trabajadores, manumisos etc. formaban la categoría social de campesinos enfeudados jurídicamente libres, sometidos a la coerción extra económica por deudas; el 17% del total correspondiente a 35.959 eran esclavos. El censo levantado en 1854 para calcular el monto de las indemnizaciones que recibieron los propietarios totalizó 11.967 esclavos en sentido absoluto y 9.185 esclavos en proceso de manumisión. El tremendo impulso y el carácter de la revolución, el peligro que ella entrañaba para las clases dominantes y poseedoras, la ineptitud y decadencia de estas, la visión de la inminente ruina etc. las llenó de pavor. Sus intereses peligraban y para salvarlos, naturalmente, en nada, ni en lo más vergonzoso, se detendrían. Al morir Zamora mientras sitiaba la ciudad de San Carlos, el 10 de enero de 1860, su inesperado deceso cambió el rumbo positivo que llevaba la guerra para los federalistas y produjo la pérdida, del que, para muchos, fue el más importante líder popular del siglo XIX venezolano y transformó la guerra en un gran movimiento de guerrillas. Sin embargo un grupo de propietarios territoriales en 1861 imploraron la intervención de una potencia extranjera para que a cambio de jirones del territorio patrio impusiera el orden y el respeto a sus propiedades amenazadas. También por mantenerse a todo trance en la dirección política del país y con el fin de salvar su posición económica privilegiada, el conservatismo, bajo la férula de José Antonio Páez y del Dr. Pedro José Rojas, apeló a la dictadura. Durante la guerra Federal además, se explica como una respuesta instintiva, biológica, podríamos decir, al despotismo, a la explotación, a la injusticia y al desprecio usual en el conservatismo frente a la masa popular. Cuando esa masa en armas irrumpía en las haciendas y hatos, destruía los edificios, cosechas, etc., golpeaba también instintivamente la base económica que daba fuerza a sus explotadores y déspotas. En el programa de la Federación, proclamado por Zamora se leía: Abolición de la pena de muerte, Libertad absoluta de la prensa, Libertad de tránsito, de asociación, de representación y de industrias, Prohibición perpetua de la esclavitud, Inviolabilidad del domicilio, exceptuando los casos de delitos comunes judicialmente comprobados, Inviolabilidad de la correspondencia y de los escritos privados, Libertad de cultos, Inmunidad de la discusión oral en toda especie, Inviolabilidad de la propiedad, Derecho de residencia a voluntad del ciudadano, Independencia absoluta del poder electoral, Elección universal, directa y secreta de: Presidente de la República, Vicepresidente, todos los legisladores, todos los magistrados del orden político y civil y todos los jueces. Creación de la milicia nacional armada, Administración de justicia gratuita en lo secular, Abolición de la prisión por deuda, Derecho de los venezolanos a la asistencia pública en los casos de invalidez o escasez general, Libertad civil y política individual, consistente en: 1º en la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley y 2º en la facultad de hacer sin obstáculo, licencia o venia, todo lo que la Ley no haya expresamente calificado de falta o delito. Seguridad individual: prohibición del arresto o prisión del hombre sino por causa criminal, precedida por la evidencia de la comisión de un delito, y los indicios vehementes de la culpabilidad. La aplicación en fin, a nuestra patria, de todas las demás instituciones felizmente descubiertas por la humanidad y que la infancia del estado social o la ignorancia de nuestros conductores a la depravación o el criminal abandono han hecho imposibles hasta ahora. El tratado de Coche fue la consagración legal de la traición, no se compadecía con la realidad dentro de la cual el conservatismo estaba agonizando; fue un compromiso entre dirigentes federales y dictatoriales para marginar al pueblo de la dirección del país, lo cual impidió que ni siquiera el principio de la autonomía provincial pudiera arraigarse. Al no realizarse las modificaciones económicas necesarias, como sucedió después de la independencia, para el arraigo y funcionamiento de la teoría política federal y del ideario político de la “Federación”, estos principios se fueron a pique.

0 comentarios :

Publicar un comentario